Christopher Tang
Nos estamos enfrentando a una crisis sin precedentes en el suministro de alimentos. Naciones Unidas emitió un informe en agosto de 2019 donde se advierte que los recursos de tierra y agua del mundo están siendo explotados a “índices sin precedentes” por diversos motivos. En primer lugar, se proyecta que la población mundial crecerá de 7.5 mil millones en 2018 a más de 9 mil millones para 2050, gracias a un aumento en la calidad de los servicios médicos y de atención de la salud. A su vez, debido al crecimiento de la población, a la longevidad que resulta de una mejor atención médica y al incremento del consumo provocado por el desarrollo económico de los países en vías de desarrollo, se espera que la demanda de recursos de la Tierra siga creciendo y supere la capacidad de los recursos naturales. En segundo lugar, el desarrollo de infraestructura y viviendas para respaldar el crecimiento de la población ha hecho mermar la cantidad de tierras aptas para el cultivo. Según datos del Banco Mundial, la tierra cultivable por persona ha disminuido gradualmente con el tiempo (ver tabla abajo).
Tierra cultivable (hectáreas por persona) 1961 - 2016. (Fuente: Banco Mundial)
En tercer lugar, Naciones Unidas informó que más de la mitad de la población mundial vive en zonas urbanas. A medida que los jóvenes migran a las zonas urbanas, será muy difícil para los agricultores de mayor edad ocuparse de sus granjas. En cuarto lugar, el cambio climático pone en graves aprietos la capacidad de la humanidad para alimentarse. Las inundaciones, las sequías, las tormentas y otras condiciones climáticas extremas amenazan con alterar el suministro de alimentos del mundo, y la escasez de alimentos podría causar un aumento en la migración transfronteriza.
Apremiados por estos desafíos, estamos en una carrera contrarreloj para desarrollar una opción sustentable de suministros que nos permita alimentar a la población que crece y envejece, mientras los recursos de agua y tierra se agotan en medio del cambio climático.
Para superar estos retos en el suministro de alimentos, muchas firmas de capital de riesgo (Venture Capital) están invirtiendo en la “agricultura vertical” (ver tabla abajo). El nombre agricultura vertical hace referencia a la práctica de producir frutas y verduras de manera vertical, en capas apiladas, quizá en varios pisos dentro de un edificio, usando iluminación artificial (por ejemplo, luces LED) en vez de sol, y una gran variedad de tecnologías, entre ellas, sensores, sistemas de control climático, sistemas de riego por goteo y sistemas robóticos especiales.
AeroFarms es una firma líder en la agricultura vertical. Con sede en New Jersey, AeroFarms ha recaudado US$100 millones para cultivar una variedad de productos agrícolas (rúcula, berro y col rizada) usando su propia tecnología «aeropónica», un proceso para cultivar plantas en un entorno aéreo o húmedo, con 95% menos de agua, sin el empleo de tierra ni pesticidas. AreoFarms vende su producción a mercados como Whole Foods y ShopRite, bajo la marca Dream Greens.
Una granja de cultivo vertical. (Fuente: AreoFarms)
A medida que la agricultura vertical va ganando terreno, las granjas de cultivo vertical podrían suponer un peligro para la seguridad de los trabajadores, ya que tienen que subirse en un “elevador de tijera” que les permita llegar a las plantas para inspeccionarlas y cosecharlas. Una firma con sede en Cincinnati llamada 80 Acres Farms ha implementado un sistema robótico que puede llegar a mayor altura y usar tecnología de visión para identificar la madurez y posibles enfermedades en las plantas. Al reducir el contacto humano con las plantas, los cultivos tienen menos riesgo de contaminarse con bacterias, como Listeria, Salmonella o E. coli. Además, al no usar pesticidas, la agricultura vertical puede producir cultivos de mayor calidad que son más seguros para el consumidor. Debido a la preocupación sobre la seguridad alimentaria en China, el campus de Foxconn en Wuhan seleccionó a Skywell, una compañía de EE. UU. líder en tecnología del agua, para desarrollar una granja de cultivo vertical en interiores, a fin de cultivar verduras y frutas de alta calidad y así mejorar el nivel nutricional de los alimentos proporcionados a sus empleados en las cafeterías del campus de Foxconn.
Como la agricultura vertical es relativamente nueva, el costo de la inversión es bastante elevado y no está claro si este negocio agrícola es financieramente viable. Si funciona, podemos cultivar más verduras usando un área más pequeña (al usar el espacio vertical), menos agua (al usar un entorno húmedo en interiores), más rendimiento (al usar iluminación artificial), etc. Además, si estas granjas de cultivos verticales se desarrollan en zonas urbanas, podemos adquirir productos más frescos y reducir la huella de carbono, ya que no se necesitará más la compleja logístic
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