Lauro Diazzesati, Olivia Kussoy, Mike Lee, Datra Oliver, Felipe Caro
Dado que el espacio en el estante es un recurso valioso, pero limitado, los productos que los minoristas no pueden vender (invendibles) son un problema con el que se debe lidiar constantemente. Se calcula que el monto de los productos que los minoristas no pueden vender cada año asciende a más de $260 mil millones y se debe a varios motivos [1]. Las causas principales de los productos invendibles son los daños, los productos descontinuados o estacionales, los productos vencidos, los lanzamientos de productos fallidos, los retiros del mercado y el inventario excesivo. Los minoristas que gestionan eficazmente las devoluciones de sus productos a los fabricantes pueden generar ahorros significativos.
Ni los minoristas ni los fabricantes tienen la especialización o el ancho de banda para hacer frente a las devoluciones de los productos (los fabricantes tratan con muchos minoristas y viceversa). Por lo tanto, ambos subcontratan estas tareas a proveedores especializados en logística reversa para que ayuden con la inspección, categorización, clasificación y, finalmente, la eliminación de los productos devueltos. Por ejemplo, Inmar (con sede en Winston-Salem, NC y la compañía más grande de los Estados Unidos en logística reversa) tiene 30 instalaciones en todo el país, cada una con aproximadamente 300.000 pies cuadrados de espacio para manejar bienes empaquetados devueltos, productos farmacéuticos, piezas de automóviles y equipos electrónicos. Con este tipo de acuerdo todos ganan ya que apoya a ambas partes (el minorista y el proveedor subcontratado) para que puedan enfocarse en lo que cada uno hace mejor, y al mismo tiempo tiene en cuenta la seguridad ambiental y la sostenibilidad.
Para una eliminación adecuada, los productos se agrupan por minoristas, a menudo con un contenedor o mediante la recolección de artículos en cada sitio. Estos contenedores tienen requisitos de clasificación nominal y funcionan como un repositorio para el minorista. Después de llenarse en el lugar, los contenedores se consolidan en instalaciones más grandes. Este proceso sigue siendo el mismo en todas las estaciones, pero los ciclos de ventas estacionales afectan en gran medida los artículos recogidos. Una vez en el sitio del vendedor, los productos se clasifican, se inspeccionan y se designan para la reutilización (por ejemplo, productos alimenticios que se convierten en alimentos para animales) o destrucción (por ejemplo, productos farmacéuticos). Durante la clasificación, los minoristas pueden recibir créditos de la tienda por devoluciones de inventario. Todo este proceso puede requerir mano de obra intensiva.
Una oportunidad clave en la logística reversa surge de los datos que se pueden recopilar. Algunos proveedores rastrean unidades de mantenimiento de existencias (SKU) para ver si ciertas tiendas tienen más artículos dañados que el promedio, identificar las tendencias en el diseño del empaque que deben abordarse y compartir tendencias en la demanda local. Estos datos se capturan e informan a los fabricantes que, según el proveedor, incluso pueden acceder a los resultados en tiempo real. Luego, los fabricantes utilizan los datos para mejorar las decisiones sobre diseño de productos, etiquetado, promoción, empaquetado, colocación y distribución. Es una forma de extraer información a un nivel de detalle que los minoristas no pueden hacer independientemente, y al mismo tiempo proporciona comodidad y una destrucción segura. Todos estos esfuerzos afectan directamente la rentabilidad del minorista y el fabricante, y con una mayor competencia por los márgenes tradicionales de venta al por menor, recopilar datos de la logística reversa será fundamental para estar en sintonía con el mercado.
Hay varios desafíos con este modelo de subcontratación para la logística reversa. Desde la perspectiva del proveedor subcontratado, las grandes cantidades de productos (SKU), las opciones de disposición múltiple, la mezcla de inventario en constante cambio y los períodos de estacionalidad máxima pueden ocasionar ineficiencias operacionales. Para instalaciones que carecen de capacidades de automatización, algunos pasos del proceso deben realizarse manualmente. La dotación de personal de las operaciones también puede ser un reto, especialmente durante los períodos punta cuando las horas extra y los recursos prestados de otras instalaciones son necesarios para mantenerse al día con los volúmenes altos. El almacenamiento de inventario puede plantear problemas logísticos adicionales cuando la capacidad está cerca de la plena utilización. Desde la perspectiva del minorista, obtener datos en tiempo real puede no ser fácil ni posible en absoluto, especialmente para las compañías que no tienen plataformas compatibles para acceder a los sistemas del proveedor subcontratado. Las inversiones en integración y estandarización son fundamentales para que los minoristas y los fabricantes puedan aprender de sus productos invendibles.
[1] Consumer Returns in the Retail Industry, NRF 2015 (consultado el 20 de julio de 2017)
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