Christopher S. Tang
Cuando sucede algo malo en una de las fábricas de un país en vías de desarrollo como Bangladés o China, el mundo entero quiere identificar y castigar al verdadero culpable. No obstante, cuando se profundiza en la fábrica en cuestión, el verdadero culpable es menos específico. Por ejemplo, no fue tarea fácil identificar la persona responsable del derrumbe de la edificación fabril de Rana Plaza (Bangladés). ¿Fue el dueño de la fábrica?, ¿la compañía de construcción?, ¿el inspector de seguridad de edificaciones?, ¿el suministrador de los materiales de construcción?, ¿los clientes occidentales que pagan muy poco al dueño de la fábrica?
En el 2007, Mattel retiró del mercado 18 millones de juguetes hechos en China que estaban contaminados con plomo. La causa raíz no fue fácil de identificar debido a su cadena de suministros compuesta de varias capas (Figura). La prensa expuso al fabricante por contrato de Mattel (Lee Der) bastante rápido. Después de enfrentar una inmensa presión para cerrar la fábrica y sentirse culpable por crearle una situación difícil a los obreros, el dueño de Lee Der se suicidó. Aunque es verdad que Lee Der falló en llevar a cabo las inspecciones de calidad como es debido, el delito inicial lo cometió uno de los empleados que trabajaba en Dongxing, una fábrica suministradora de pintura de Lee Der. Este empleado estaba sacando con un sifón el pigmento sin plomo de la fábrica: (a) para reemplazarlo por otro pigmento con plomo más barato y (b) vender el pigmento sin plomo más costoso y obtener ganancias.
El obrero de la fábrica Dongxing cometió un delito menor, pero el impacto fue inmenso: muerte, cierre de fábrica, mala publicidad para Mattel y los productos hechos en China. Un pequeño contratiempo en la cadena de suministros puede ocasionar grandes daños y las compañías deben estar vigilantes al administrar sus cadenas de suministros globales.
Si los esfuerzos que se hagan para la selección, monitoreo y control de los diferentes socios de la cadena de suministros no son comparables, ¡la compañía en sí es la que se convierte en el eslabón más débil!
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